El pasado fin de semana, como todos los primeros de mayo, se celebró en la ermita de Gutur la festividad en honor de Nuestra Señora de los Remedios. Pese a que el día amaneció triste y en el cielo no se abrieron apenas claros a lo largo de la jornada, aguilareños y foráneos se animaron y no renunciaron a ninguno de los actos de la “liturgia” de todo día de la Cruz que se precie: canto de la Aurora al amanecer, almuerzo en el Portillo, procesión con la Virgen, misa solemne, degustación de bodigos y limonada, “bailoteo” animado por “Gerardillo y sus muchachos”, chuletada con la cuadrilla y segunda sesión de baile a media tarde.
El programa de las fiestas en honor a la Virgen de los Remedios que ha celebrado el pueblo de Aguilar en estos días se completó, además, con dos sesiones de baile en la plaza de la localidad: una, la noche de la víspera, un tanto accidentada por las inclemencias meteorológicas, que obligaron a la orquesta a tocar desde el quiosco; y otra, la noche del sábado.
Al fin y al cabo, como dice el refranero: “fiesta sin comida, no es fiesta cumplida”, y “fiesta sin guitarra, ni es fiesta ni es nada”.
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